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Botswana

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Botsuana (oficialmente llamada República de Botsuana; en tsawna: Lefatshe la Botswana) es un país del sur de África que limita al norte y al oeste con Namibia, al norte con Zambia, al este con Zimbabue y al sureste y al sur con Sudáfrica. La superficie total de Botsuana es de 600.372 km², más que el equivalente a Francia (547.030 km²); su capital es Gaborone, situada en el sureste, cerca de la frontera con Sudáfrica.
Economía

Con un PIB de 19.000 millones de dólares y una población de 2,3 millones en 2018, Botsuana es una economía pequeña. Es uno de los cinco países más ricos del África subsahariana, con un PIB per cápita de 8.140 dólares, clasificado por el Banco Mundial como país de renta media alta. Con una tasa media de crecimiento anual del 5% desde principios de la década de 2010, el país está creciendo más rápido que la media de las economías del África subsahariana (4,1%).
Este impulso se ha visto respaldado por un elevado precio de los diamantes, un marco institucional estable, una sólida gobernanza y una política fiscal bastante expansiva. También se debe a la buena gestión de los ingresos procedentes de los diamantes, como demuestra la creación de un fondo soberano, el Fondo Pula, en 1994.

La economía del país depende en gran medida del sector minero (alrededor del 30% del PIB de media en los últimos años, pero sujeto a variaciones sustanciales) y, en particular, de los diamantes (80% de las exportaciones de media y hasta el 90% como en 2017, compuesto en gran parte por la producción en Botsuana pero también por las importaciones reexportadas; y el 40% de los ingresos fiscales).

Aunque las industrias extractivas son el principal activo del país, también mantienen el subdesarrollo de los sectores agrícola (poco más del 2% del PIB en los últimos años) y manufacturero (5,5% del PIB). Así, el crecimiento no crea muchos puestos de trabajo y el sector público representa un peso importante en el PIB (tercer sector, es decir, una media del 15% del PIB desde 2010), financiado en gran parte gracias a la renta del diamante.

El sector turístico ha crecido en importancia, pasando del 15% del PIB en 2010 a casi el 20% en 2018. Socialmente, el país sufre los mismos males que sus vecinos: un alto nivel de pobreza (a pesar de los importantes avances de los últimos años, con un 16,1% de la población viviendo con menos de 1,9 dólares al día en 2018, frente al 18,2% de 2009), una elevada tasa de desempleo (en torno al 18% de la población activa) y algunas de las mayores desigualdades del mundo -junto con Sudáfrica y Namibia-. Sin embargo, Botsuana tiene el Índice de Desarrollo Humano (IDH) más alto del África subsahariana -el tercero, por detrás de Seychelles y Mauricio- y el 101 de 188 países del mundo. La economía de Botsuana es muy volátil: tras una tasa de crecimiento récord de más del 11% en 2013, el PIB del país se contrajo un 1,7% en 2015 antes de repuntar hasta el 4,3% en 2016. El FMI ha pronosticado una tasa de crecimiento del 3,9% en 2019 y por encima del 4% en adelante, gracias sobre todo a las inversiones que deberían garantizar el buen rendimiento de las industrias extractivas, ya sea la empresa canadiense Lucara Diamond (mina de diamantes de Karowe) o la mina de carbón estatal Morupule (MCM - carbón).

Desde 2017, las autoridades han aplicado una política anticíclica destinada a promover la diversificación de la economía hacia sectores no mineros.

 

 

 

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